La sociedad de responsabilidad limitada es el tipo de empresa más habitual en España, en la cual hay dos figuras diferenciadas, el socio y el administrador.
Antes de comenzar, veamos cuáles son sus diferencias:
Los socios de una sociedad limitada son los propietarios de la empresa, tienen participación en los beneficios que genere y derecho a voto, entre otras funciones.
El administrador ejerce la representación de la sociedad frente a terceros y dirige y administra dicha empresa para garantizar su adecuado funcionamiento.
También destacar que el nivel de participación y de responsabilidad de una y otra figura también es diferente.
Los socios pueden participar de forma activa o pasiva en la compañía con una responsabilidad limitada a su porcentaje de participación.
A los administradores se les exige una participación activa porque responden de la gestión diaria de la empresa unida a una mayor responsabilidad. Ya que son los que deben responder de la gestión que hagan y de las decisiones que tomen… Aunque no responden de las deudas de la empresa siempre que desempeñen sus funciones de forma diligente y conforme a la Ley y los Estatutos.
Una vez aclarada esta diferencia, nos centramos en la figura del administrador y su responsabilidad en la empresa.
¿Qué es un administrador de una sociedad?
Según indica la Ley de Sociedades de Capital cualquier sociedad mercantil tiene la obligación de contar con un órgano de administración que se ocupe de su gestión.
La figura del administrador puede adoptar varias formas:
Administrador único. Es una única persona quién representa a la compañía.
Varios administradores solidarios. Aquí son varios los administradores. Los cuales pueden actuar y representar a la sociedad de manera independiente entre ellos.
Varios administradores mancomunados. También son varios los administradores. En cuyo caso al menos dos de ellos deben representar a la empresa de forma mancomunada (“Administrador de sociedad de capital que ha de actuar junto con otro u otros para que sea válido un acto o contrato”), en base a lo que indiquen los Estatutos.
Un Consejo de Administración. Compuesto por un número mínimo de tres miembros, que ejerce la representación de la empresa, aunque los Estatutos pueden asignar la representación a uno o varios miembros de forma individual o conjunta.
En principio, las funciones del administrador no son remuneradas pero los Estatutos pueden establecer lo contrario, en cuyo caso la remuneración podría ser en acciones, por nómina, por factura… entre otros.
¿Quién puede ser administrador de una sociedad limitada?
En principio puede ser administrador de una sociedad cualquier persona mayor de edad, tanto física como jurídica, sea o no socio de la empresa.
No obstante, la ley sí contempla la prohibición de ser administrador a los menores e incapacitados, los inhabilitados, algunos condenados por delitos penales, quienes no pueden ejercer el comercio por razón de su cargo y algunos funcionarios por incompatibilidad.
Los administradores serán nombrados en todo caso por la Junta General de Socios y aprobarse por la mayoría que se indique en los Estatutos, además de inscribirse en el Registro Mercantil en los 10 días siguientes a la aceptación del cargo.
¿Cuál es el alcance de la responsabilidad de un administrador?
El administrador será responsable ante, no solo los socios, sino también los acreedores, de los daños causados por falta de diligencia en sus acciones.
Y es que según la Ley de Sociedades de Capital el administrador debe desempeñar su cargo de forma diligente y defender de forma leal los intereses de la sociedad.
Deberes del administrador: ¿Qué significa actuar de forma diligente y leal?
El deber de diligencia incluye:
Actuar de forma honesta y diligente cumpliendo la Ley y lo dispuesto en los Estatutos Sociales.
Adoptar las medidas que sean necesarias para el adecuado funcionamiento de la compañía y seguir el procedimiento adecuado en la toma de decisiones.
Desempeñar sus funciones de forma activa con una labor de supervisión y control de forma continuada.
Informarse y exigir a la sociedad la información que sea necesaria para cumplir con sus obligaciones como administrador y adoptar las decisiones más adecuadas.
El deber de lealtad implica:
Actuar de buena fe buscando siempre el mejor y más favorable interés para la compañía, esto supone no entrar en competencia con la empresa ni utilizarla en su propio beneficio aprovechándose de la condición de administrador.
La Ley de Sociedades de Capital indica algunas conductas que implican este deber de lealtad:
Ajustarse a las funciones que tiene como administrador adoptando las decisiones que mejor favorezcan los intereses de la empresa.
No ejercer acciones con fines diferentes a los que se le han encomendado.
Evitar situaciones que provoquen un conflicto de intereses informando a los socios, actuar con independencia y abstenerse en las deliberaciones y toma de decisiones donde exista un conflicto de interés.
Guardar secreto de todos los datos e información confidencial de la compañía que conozca por razón de su cargo, aún después de haber cesado en sus funciones como administrador.
Ejemplos donde el administrador puede ser responsable y responder con su patrimonio
Los tribunales han delimitado una serie de conductas o hechos que pueden donde el administrador responde con su patrimonio por los perjuicios causados a la sociedad:
Que no convoque las Juntas de La sociedad según lo establecido en los estatutos sociales.
No liquidar la sociedad cuando sea obligatorio, cuando existe según la ley causa de disolución, perjudicando los intereses de los acreedores.
Que no se solicite el concurso de acreedores en los supuestos y plazos establecidos en la Ley Concursal (2 meses desde que se tiene conocimiento de la situación de insolvencia). Este es uno de los casos más habituales.
No llevar una contabilidad adecuada de la empresa, según las normas de la contabilidad vigente. No desempeñar la gestión adecuada y efectiva de la sociedad.
También cuando el administrador adopte decisiones en una situación de conflicto de intereses y que tales decisiones le supongan un beneficio personal perjudicando los intereses de la empresa.
Que el administrador realice operaciones arriesgadas aprobando compras cuando la empresa lleva varios ejercicios con un balance negativo, perjudicando el interés de la compañía.
Que el administrador ignore todo lo relativo al giro y tráfico de la sociedad que administra.
En conclusión, el Administrador que incumpla estos deberes inherentes a su cargo, responderá personalmente y con su patrimonio, frente a los socios y acreedores de la compañía, por el daño que pueda causar. Por ello, ser administrador de una sociedad limitada conlleva más responsabilidades de lo que la gente suele pensar, así que hay que pensar bien que persona es la indicada para desempeñar este puesto.
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